La preocupación me carcomía por dentro. No me podía acabar de creer lo que le había hecho a la que había sido mi mejor amiga desde que éramos unos simples críos, la que ahora, se había convertido en la persona que más quería en este mundo.
Le había desgarrado el hombro, y todo porque no quise comprender que ella se había enterado el día anterior, de lo que yo iba a ser.
Todo por mi estupidez, por no querer comprender las cosas como son.
Ahora ella estaba herida, y por mi culpa.
Seguía sentado en el suelo, en el bosque donde me había llevado Leah con mi coche.
No tenía ni fuerzas ni ánimos para levantarme y volver a Port Ángeles.
Las imágenes pasaban por mi mente como una película antigua. No podía dejar de recordar el día que me obligaron a marcharme de la Push y separarme de mi mejor amiga.
-Leah, eres mi mejor amiga, te quiero.- Le decía mientras corríamos por la playa.
Sue me había venido a recoger a mi casa para llevarnos a la playa.
-Tú también eres mi mejor amigo Eliot, te quiero mucho.- Me respondió Leah mientras me abrazaba.
Caímos al suelo y nos empecemos a reír y revolcar por la arena como si fuéramos croquetas.
-Eliot como te vea tu madre ya verás.-Me dijo Sue mientras se reía de mis pintas.
Iba todo lleno de arena, de pies a cabeza.
-¿Nos bañamos?-Me preguntó Leah sonriendo.
-Vale.-Respondí.
-Tonto el último.-Me dijo sacándome la lengua mientras echaba a correr.
Empecé a correr detrás de él y di un salto tirándome encima de él. Ambos caímos en el agua y nos quedemos empapados. No parábamos de reír, jamás me lo había pasado tan bien con nadie.
En ese instante llegaron mis padres, se acercaron a hablar con Sue.
No podía oír que era lo que decían, simplemente veía como Sue se ponía muy nerviosa, se enfadaba y les gritaba.
Me quedé sentado en el agua contemplando el panorama, mis padres se acercaron a mí y me sacaron del agua.
-Eliot, nos vamos a vivir a Forks.-Me dijo mi padre.
-No papá, no me quiero separar de Leah.-Le dije medio llorando.
-Vas a hacer lo que nosotros de digamos, ¿queda claro?- Me dijo mi madre.
Sin poderlo evitar por mis ojos empezaron a caer lágrimas, mi rostro estaba todo empapado.
Cuando Leah se enteró de lo que ocurría vino corriendo a abrazarme.
-No te vayas Eliot, ¿Quién será mi mejor amigo ahora? Nadie puede ocupar tu sitio.-Dijo llorando.
-Te echaré de menos Leah, te quiero mucho, mucho, mucho.-Dije gritando mientras mis padres me llevaban a la fuerza al coche.
-Os arrepentiréis de esto.-Les afirmó Sue.
Leah vino corriendo a mí y me dio un beso en la boca.
Costaba de creer pues teníamos cinco años…
Pero ese beso, jamás lo olvidaré.
-Eres idiota Eliot.-Me insulté a mí mismo.-Se lo tenias que haber contado desde un principio, le tenias que haber dicho quien eras, así a lo mejor podrías tener una oportunidad.
Después de lo que le hice… Jamás me volvería a hablar.
Con las pocas fuerzas que me quedaban, me levanté del suelo y me adentré más y más en el bosque.
Ahora, al recordar el día que me fui de la Push, ya sabía el motivo de mi marcha.
Mis padres no querían que me convirtiera en un licántropo, creían que al sacarme de mi hogar conseguirían que eso no sucediera, pero no era así.
El poco sol que solía salir por esa zona se coló a través de mis parpados desvelándome por completo.
Me puse a cuatro patas y empecé a caminar de nuevo, como llevaba haciendo durante una semana.
Una semana sin saber nada de Leah, ni una sola noticia de cómo estaba. Nada de nada.
Tenía muy claro que ella jamar permitiría que me acercara de nuevo, por lo que me pasaría el resto de mi vida vagando por los bosques, como ya llevaba haciendo esta semana.
Con mi oído, que era bastante fino, pude escuchar más de diez veces como sonaba mi móvil, que estaba tirado junto a mi coche abandonado cerca de la carretera, pero no me molesté ni una sola vez en ir a responder las llamadas.
Sabía que la que llamaba, la persona que estaba preocupada por mí, no era Leah, y en esos momentos solo quería que fuera ella.
Estaba completamente seguro de que sería Jessica, mi antigua compañera de instituto.
Estaba obsesionada conmigo, y no me dejaba ni respirar.
Antes, había creído que sentía algo por ella, era una chica ejemplar, muy buena persona, y se preocupaba por mí, pero el día que empecé el curso de teatro, cuando vi a Leah entrar en la clase…
Mi corazón se aceleró nada más ver su precioso pelo negro asomándose por el marco de la puerta.
Jamás me hubiera imaginado que ella iria a un cursillo de teatro, y ahí estaba.
Había cambiado muchísimo, su cuerpo, ya no era el de una niña de cinco años, por supuesto, ahora era el de una mujer, su rostro, aparentaba muchísima madurez, desde siempre había sido más madura de lo que eran otras niñas de su edad, pero ese rostro… era inconfundible.
Ahí, es cuando me di cuenta de quien estuve enamorado durante todos estos años.
dimarts, 23 de juny del 2009
Preocupación: Explica Eliot
10:30 Publicado por perfect__taylorEtiquetas: capitulo12
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1 comentarios:
si en algun momento estuve enojada con eliot ya paso! es tan dulce!! ahora me da mucha lastima!!! T_T espero q todo se arregle!
besos
mica
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