dilluns, 29 de juny del 2009

Siempre suya




Lentamente, fui adentrándome en el bosque. No podía ir demasiado deprisa a causa de la herida, aunque por momentos me estaba dejando de dolor, por lo que supuse que ya se me estaría cicatrizando.
Iba mirando al suelo, vigilando para no clavarme ningún cristal ni nada más en el pié. Estaba harta de la gente que tiraba basura al bosque. Ese vidrio que me clavé yo, se lo podría haber clavado otro animal, o incluso con el poco sol que había podía haber hecho de lupa, y haber quemado todo el bosque.
La gente no tenia respeto por nada.
-¿Eliot?-Pregunté en un susurro.
Tenía miedo de que ahora fuera él el que no quisiera hablarme.
Nadie contestó.
Estuve durante veinte minutos buscándolo por todo el bosque. Para entonces, la herida ya se había curado.
-¿Eliot? ¿Jorge?-Pregunté, tal vez no quería que lo llamaran por su verdadero nombre…
Ya se ha marchado.-Pensé.
Seguramente era eso, que se había marchado cuando vio que Carlisle me iba a llevar a casa. Aun así, y pensar que se había ido, continué buscándolo, sin respuesta por su parte ni resultado de la búsqueda. Me dirigí de nuevo a los acantilados.
Eran las doce de la noche, el tiempo había pasado, y ya, no tenía ganas de volver a casa, pasaría la noche junto a la playa, así me relajaría con el sonido de las olas al chocar contra las rocas.
Bajé junto a la arena, en la playa. Justo delante de mí había una toalla enorme tendida en el suelo. Era extraño, a esa playa no iba nadie, estaba desierta, solamente íbamos la manada, para tirarnos del acantilado.
Me acerqué a la toalla para ver si la reconocía, tal vez era de Jacob, Sam, Embry… o alguno de ellos, que eran unos despistados, pero no era suya.
Encima de la toalla, había una nota.
Curiosa, de saber que era, la cogí y la abrí para leerla.
LO SIENTO…
Eso era lo único que ponía. Lo siento… ¿Qué significaba todo esto?
-Lo siento…-Se escuchó una voz por detrás de mí.
Me giré rápidamente, aunque ya había reconocido la voz.
-Eliot…-Salí corriendo hacia él y me tiré en sus brazos cayendo los dos sobre la arena.
-Perdóname Leah.-Me suplicó, en un susurro al oído mientras me abrazaba.-Por favor.
-No hay nada que perdonar, puede que me hayas mentido, que me hayas hecho daño, que no hayas confiado en mí… Y que yo misma haya admitido estar enfadada contigo, pero en el fondo muy en el fondo… Nunca he estado enfadada contigo. Te quiero demasiado.-Dije mientras unas lagrimas caían por mis mejillas.
Eliot con una mano, me levantó la barbilla y me dejó de una forma que nos quedemos mirándonos directamente a los ojos. Su rostro, estaba bañado en la tristeza, pero parecía sorprendido por algo.
-Has dicho…
Me acerqué lentamente a sus labios, y cuando estaban rozándose con los míos, le respondí.
-Que te quiero.
Seguíamos tirados en el suelo, yo encima de él. Después de mi confesión me levanté del suelo y me dirigí a la orilla de la playa, dejando a Eliot aun estirado en la arena.
Por mucha confianza que tuviéramos de pequeños, y que ahora supiera lo que yo era y todo… Decirle que estaba enamorada de él, era bastante vergonzoso, sobre todo sabiendo que él no me quería de la misma forma que yo a él.
Me senté de forma que el agua llegara a mojarme las piernas, y poco a poco me fui quitando la venda del pié.
Creía que después de mi confesión, y del estado de shock en el que se había quedado Eliot, habría salido corriendo, hacia el bosque para no verme más. Pero me sorprendió saber que no era así.
Unas manos se deslizaron lentamente desde mi espalda, subiendo hasta mis hombros y bajando por la parte delantera hasta quedar en mi cintura de nuevo. Noté como el torso desnudo de Eliot se pegaba a mi espalda desnuda, ya que iba con la parte de arriba del biquini, y me abrazaba fuerte mente con sus musculosos brazos.
Pegó sus labios a mi oído y susurró.
-Yo también te quiero, Leah.
Cientos de mariposas revolotearon de alegría en mi estomago ante esa confesión, mi corazón se aceleró, yendo a un ritmo que antes nunca había ido.
-Siempre te he querido.-Me volvió a confesar.
Me puse de rodillas delicadamente, pues no quería que su cuerpo, se separara del mío, y me giré hasta que mis pechos quedaron contra su torso desnudo, y sus manos me envolvían la espalda.
Sus ojos brillaban a una intensidad casi imposible, flameaban de deseo hacia mí.
Me miraba como nunca me había mirado nadie, ahí es como me demostraba que verdaderamente me quería.
Me acerqué lentamente más y más a su torso, quedando completamente unidos, de forma que no pudiera ni pasar el aire entre nuestros cuerpos y rodee su cintura con ambas manos.
Acerqué mi rostro al suyo, mientras ambos nos mirábamos a los ojos y por primera vez, nos dimos un verdadero beso de amor, dulce, y apasionado a la vez.
Ahora sabía perfectamente que yo siempre seria suya.
Siempre le pertenecería a él.

3 comentarios:

iaru! ha dit...

hola!! soy iaru!!

1º: me encanta tu novela es muy tiena! leo la del blog y la del fotolog!
2º: recien me he hecho un blog y te queria pedir si no era mucha molestia pasaras!

desde ya muchas gracias!!

besos!

iari!

Anònim ha dit...

waaaaaaaaa!!!!! al fin el beso tan esperado!!!!! espero que la nove siga por mucho tiempo mas!!!
besos
mica

Natita ha dit...

muy bueno el blo
taylor es lo mas

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