Corrí a una velocidad que me era difícil esquivar los árboles y arbustos, pero no por ello me detuve.
Tenía que llegar al rincón del bosque donde permanecían todos, mi manada, y mi imprimación.
Aun seguía sin entender las cosas, daba igual que mi debate interno por creer a Tyler y tener esperanza en el, o creer a Edward y darle la razón, siguiera debatiéndose en mis adentros, pues de todas formas, no llegaba a ninguna parte, con ello no resolvía nada de nada, y cada vez caía más adentro del pozo de la desesperación.
-Leah, ve a buscar a los Cullen, ¡no vengas aquí!-Gritaba Jake, quien ahora mismo estaba inspeccionando mis pensamientos distraídamente, pues teniendo a un semi-vampiro delante suyo, no podía concentrarse demasiado, tan solo debía intentar protegerse a el mismo, y a los demás que permanecían a su lado, todos alarmados, y con sus corazones latiendo a una velocidad desenfrenada.
-¡No me pienso alejar y dejaros solos! Yo soy la única que puede detener esta masacre.- Jadeé.
A pesar de ser un licántropo, y ahora correr en mi forma lobuna, el nerviosismo que corría por mis venas, y que hacía que mis extremidades temblaran, hacia también que me cansara más rápido.
Tras pasar varios minutos corriendo en varias direcciones, primero yendo para la derecha, después para la izquierda, para así localizarlos más rápido, llegué al lugar exacto donde estaban todos.
El claro que había despejado en el corazón del bosque, estaba sumido en un silencio escalofriante. El viento removía las hojas secas que habían caído de los arboles formando un pequeño pero potente remolino de aire, que daba vueltas y más vueltas.
El cielo se estaba oscureciendo, pues ya estaba llegando la noche, y los pájaros volaban hacia sus nidos, mientras que las ardillas, y otros animalitos pequeños y frágiles se escondían en los troncos o ramas de los arboles, contemplando a una manada de lobos del tamaño de caballos, enfrentarse a un solo semi-vampiro, que a pesar de no ser humano del todo, era frágil al lado de semejantes animales de esas proporciones tan exageradas.
-¡Vete¡-Del pecho de Jake salió un rugido ensordecedor.
Tyler, quien aun no se había percatado de mi presencia en lugar, me miró con el rostro descompuesto, pero evitando entristecerse, y volvió la vista de nuevo hacia los chicos.
Estaba dispuesto a atacarles, incluso delante de mí. No tenía más remedio que salir de fase.
Cerré los ojos para tranquilizarme, y que mis pulsaciones se estabilizaran un poco, para así salir de fase.
-¡No lo hagas!-Gritó Sam.-Te atacara aprovechando que estás en tu forma humana.
Lancé un aullido al aire, que izo que retumbara por todos los rincones del bosque, y que varios árboles temblaran.
-No me atacará.-Mi voz, aunque fuera dentro de mi cabeza, era amenazadora, y a la vez serena.
Lo que no debía hacer, era dejarme llevar por los nervios, tenía que mantener la calma, o todo sería un completo desastre.
Volví a cerrar los ojos, ya que los había abierto al leer la mente de Sam, y esta vez sí.
Mi cuerpo fue cambiando su tamaño, por uno de una humana normal y corriente, la pelambrera desapareció dejando mi piel bronceada color rojizo al descubierto, y mi melena enmarañada cayó sobre mis hombros.
Abrí los ojos lentamente, y pude percatarme de que todos me miraban.
-Cerrar los ojos, pervertidos.-Les saqué la lengua a los lobos que tenía en frente.
Un poco de humor, no vendría mal.
Jake respondió a mi orden abriendo el hocico y sonriendo ampliamente, dejándome ver la hilera de incisivos tan afilados que tenia.
Miré de nuevo a Tyler el cual me miraba esperando, para que me acercara a él.
-No lo hagas.-Le dije tiernamente.
Su mano alzada a la altura de su cabeza, comenzó a temblar, pero no se movió del lugar. Volvió a mirar concentrado a los chicos.
-Por favor.-Las lagrimas comenzaban a nublar mi vista, mi corazón se aceleraba cada vez más y me costaba mantenerme de pié.
Era una loba, pero aun así, era demasiado débil para este destino que me habían asignado. Yo, no serbia para proteger la reserva de vampiros, y menos, para protegerlos de mi propia imprimación.
-Debo hacerlo.-Mustió.
Las lágrimas comenzaban a formarse en sus preciosos ojos verde intenso, pero aun así, el brazo no se movía de su posición.
-¡Porqué!-La desesperación y la incomprensión se asomaban en mi rostro, y la añoranza de no haberlo visto hasta ahora, hacia que todo fuera mucho más delicado. -¿Porqué tienes que hacerlo? ¿No puedes dejarlo estar, por mi?
Su mano cayó rendida y se golpeó contra sus costillas fuertemente.
-¡Porque no quiero que te pase nada!-Me gritó.
Los chicos se pusieron en pie sobre sus cuatro patas, y se colocaron entre medio de ambos, para protegerme.
-Si les haces algo a ellos, me estás haciendo daño a mí, ¿no lo comprendes?-Susurré.
-Lo que tú no comprendes, es que si no acabo con ellos, te matarán a ti.
dilluns, 17 d’agost del 2009
Parte de la verdad
3:06 Publicado por perfect__taylorEtiquetas: capitulo26
Subscriure's a:
Comentaris del missatge (Atom)
1 comentarios:
Linda, sigue escribiendo (: De verdad ke me gusto mucho tu historia. Estare esperando todos los dias a ke subas capi.
Besitos, (K)
Publica un comentari a l'entrada