No quiero verte, nunca más

-¿Soy como tú, y no lo sabía? ¡Porque me lo habéis ocultado!
¿Por qué no se me habría pasado por la cabeza que él podría ver mi pasado?
Estaba furioso, y no sabía de que era capaz, aunque que yo supiera, no me podría hacer gran cosa.
Como si nada, su cuerpo empezó a temblar, cada vez más. Estaba envuelto en sudor.
En sus ojos podía ver el enfado y el odio que sentía.
¿Qué estaba ocurriendo? No iría a entrar en fase… ¿No? No, era imposible, Edward dijo que aun no había sido transformado.
Me acerqué y lo agarré de los hombros.
-Jorge, tranquilízate por favor, eso pasó ayer, yo tampoco sabía nada.
-¡No mientas!
Sus convulsiones cada vez eran más obvias, tenía que sacarlo de ahí por pura precaución.
Todo el instituto nos estaba mirando aterrorizados por el aspecto de Jorge. Yo, cada vez estaba más nerviosa y enfadada, por lo tanto podía entrar en fase en cualquier momento.
Lo cogí del brazo y subiéndonos a su coche, yo en el asiento del conductor, salí disparada hacia la entrada al bosque más cercana. Justo en la entrada a Forks.
Frené el coche y salí yendo al asiendo de Jorge y sacándolo del coche.
Cada vez tenía peor aspecto. Su piel ardía más de lo normal, incluso más que la mía.
-¡Por qué no me lo dijiste!
Me gritó.
-¡No lo sabía! ¡Me enteré ayer por casualidad!
Estaba luchando contra mi misma para que las convulsiones y los temblores aminoraran, pero lo creía imposible. La cosa no pintaba demasiado bien.
Si Jorge podía ver mi pasado, y lo había visto, ¿Por qué no creía mis palabras?
De repente, algo izo que me alarmara. Del pecho de Jorge salió un gruñido, empezó a hacer gestos de dolor y a sudar muchísimo más que antes.
-¡No te creo!
Me gritó.
Una lagrima cayó por mi mejilla al darme cuenta de que el no creía en mi.
Pensaba, que él era distinto y que seríamos buenos amigos, pero ahora lo veía imposible.
Me disponía a darme media vuelta para marcharme a casa, después de esto no volvería a ir a clases de teatro, pero no pude dar media vuelta.
Jorge estalló. Entró en fase haciendo trizas todas sus ropas, y una de sus zarpas cayó sobre mí y me desgarró el hombro por completo.
-¡Ah!
Grité de dolor. El no hacía más que mostrarme los dientes y aullar.
Cayó sobre el suelo de rodillas y me puse a llorar.
Esta herida era bastante profunda, había llegado a perforar cerca del hueso, por lo tanto tardaría más de lo normal en sanar y puede que me desangrara.
Cuando pude parar de llorar, que no era más que por la decepción de saber cómo era Jorge en realidad, me levanté y sosteniéndome el brazo con la mano del otro empecé a caminar tambaleándome de un lado al otro.
Por parte de Jorge, los gruñidos y aullidos cerraron. Todo estaba en calma y en silencio.
-Lo siento.
Se escuchó a mis espaldas.
Me giré para mirar, Jorge estaba desnudo, había salido de fase. Tenía el rostro bañado en lágrimas.
-Perdóname, Leah.
-No quiero verte, nunca más.
Esas fueron mis únicas palabras.
Salía sangre a borbotones de la herida de mi brazo. Cogiendo fuerzas anduve unos pocos metros más hasta que me desplomé contra el suelo. Seguía consciente, pero no tenía fuerzas para andar.
-¡Leah!
Gritó Jorge. Izo ademán de acercarse pero no se lo permitieron.
-Ni te acerques.
Dijo Jake.
Pude ver como se acercaban a mi Jacob, Seth y Embry.
-Estás bien Leah.
Me preguntó Embry.
-Sí, perfectamente, ¿no me ves?
-Tú siempre tan sarcástica y borde, esa es mi hermana.
Dijo Seth acercándome a él con sus brazos mientras me abrazaba.
Al alzarme pude ver que no solo estaban ellos tres, Paul, Sam, Jared y Quil estaban hablando con Jorge.
-Como le has podido hacer eso, peor, como no la has creído pudiendo ver el pasado como lo haces.
Decía Sam con el rostro descompuesto.
Jorge abrió la boca para hablar pero Paul no lo permitió.
-Cierra el pico. Has herido a un miembro de nuestra manada, de nuestra familia.
Tras esas palabras se dieron media vuelta y se acercaron a nosotros para llevarme a casa.