diumenge, 26 de juliol del 2009

Desesperación: Cuenta Eliot




Leah se marchó a toda prisa adentrándose en el bosque, pero no sabía a qué dirección había ido. Lo poco que sabía, lo había descubierto al verla correr desde el gran ventanal el salón de los Cullen.
Me levanté corriendo del sofá e hice ademán de salir corriendo tras ella.
-No, no vayas Eliot.-La voz de Edward izo que mis pies se detuvieran.
-¿Por qué?-Pregunté desesperadamente.
Edward agachó la cabeza, quedándose pensativo, y tras unos segundos pensando en que responderme, alzó la cabeza y me miró seriamente.
-Leah… Acaba de descubrir algo muy duro para ella, y necesita tiempo para pensar.-Respiró hondo. -Déjala sola, Eliot.-Insistió.
¿Algo muy duro para ella? ¿A qué se refería?
Tal vez… si salía ahora, si me adentraba en el bosque, podía encontrarla y descubrir lo ocurrido. Mi desesperación estaba saliendo a la luz, cada vez estaba más nervioso, me movía de un lado para otro mientras todos los presente se dedicaban a examinar mis movimientos.
Voy a buscarla. Pensé. Nada más tomar esa decisión salí corriendo para evitar que nadie me atrapara, pero Edward y Emmett ya estaban junto a la puerta, barrándome el paso, impidiéndome salir en busca de mi novia.
-Eliot, no fuerces las cosas, necesita poner en orden sus ideas, necesita analizar lo descubierto. Dale tiempo.- ¿Ese que había hablado era Emmett? Imposible, Emmett, el chistosito de los Cullen hablando seriamente…
Entonces, evitando pensar en lo que hacía, miré a Edward a los ojos.
Por primera vez, me sería muy útil el don que me traspasó el vampiro al morderme.
Me adentré en la mente de Edward, dejando de ver todo lo que me rodeaba en el presente. Sentí una especie de nauseas en el estomago, pero se detuvieron cuando conseguí encontrar el pasado que buscaba.

Estaba en una playa, muy similar a la de la Push, la que estaba junto a los acantilados. Había quedado ahí con Eliot, y el ya llegaba tarde, como siempre. Eran las cinco de la tarde, y debía estar aquí hacia más de una hora. ¿Dónde se había metido?
Saqué mi móvil y pulsé el botón de llamar después de buscar su número en la agenda. Hacia llamada, pero no lo cogía. Me había dejado plantada. Se iba a enterar.
Me adentré en el bosque aun en mi forma humana, iba paseando tranquilamente, mirando el cielo, que por una vez desde hacía meses, había salido el sol y el cielo estaba despejado de nubes, raro, pero cierto.
Escuché un ruido cerca del riachuelo de la casa de los Cullen, me acerqué para ver que era, que seguramente era un animal bebiendo agua, pero no estaba de más asegurarse del todo.
No había nadie en los alrededores, por lo que ya me iba a marchar cuando vi como caía por el rio un chico, inconsciente. Rápidamente me tiré al agua, que estaba helada, y era como mil cuchillos arañándome la piel, y nadé como pude hasta alcanzar el cuerpo, que al parecer ya estaba sin vida.
Salí con él en brazos y lo recosté sobre la hierba, por primera vez me fije en el rostro, el físico del chico. Era castaño, con el pelo corto, al igual que lo llevaba Jacob cuando se unió a la manada por primera vez, de punta. Iba sin camiseta dejando al descubierto su hermoso torso desnudo, mojado. Su piel era pálida, pero no fría.
Me acerqué más a él y le di unos golpecitos en la cara para ver si reaccionaba, y así lo izo. Por suerte, no había tragado agua.
Abrió los ojos lentamente, y se me quedó mirando, sus ojos verdes me hipnotizaron, y ambos nos quedemos un largo rato mirándonos sin decir nada, hasta que me di cuenta de lo que sucedía.
Me había imprimado de él.

Volví a entrar en una especie de espiral de recuerdos, cuando creía que había terminado, que simplemente lo que le ocurría a Leah era que había soñado algo extraño, me sumí en un recuerdo más próximo, de lo sucedido hace varios minutos, antes de que Leah se marchara.

Ness puso su mano en mi mejilla. Una sensación de mareo y nauseas se apoderó de mi cuerpo, para después llevarme al lugar de los hechos y presenciar lo ocurrido.
Un chico castaño, con el pelo cortó igual que Jake, sus ojos verdes miraban tristemente a Jacob, tendido en el suelo, y después tras pegarle la patada al gran lobo, Sam, una lágrima caía por su mejilla.


Me caí de rodillas al suelo sin ser capaz de sostenerme en pié. Lo que acababa de descubrir era algo muy duro para mí. La imprimación de Leah, existía de verdad, y estaba en Forks.
Edward se acercó a mí y se arrodilló a mi lado.
-No deberías haber mirado en mis recuerdos, Eliot.-Dijo con voz serena.-Has espiado en el pasado de tu novia, tan solo para saber que ocurría.
Las lágrimas caían por mi rostro descompuesto por la tristeza. El no podía saber cómo me sentía yo en esos momentos, lo mal que lo estaba pasando, pero al parecer tampoco entendía mi necesidad por descubrir lo que sucedía.
-Por qué… ahora que somos felices…

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