Era la una de la madrugada, lo había averiguado con tan solo mirar al cielo. Llevaba unas horas interminables sentada en esa misma roca, junto al riachuelo. Llorando sin cesar, desesperada por convencerme a mi misma de que todo lo que acababa de vivir horas antes, tan solo fuera un sueño, y que al despertar, estuviera aun tumbada en la playa junto a Eliot, ambos abrazados, sin preocuparnos por Jake, que estaría paseando tranquilamente de la mano de su imprimación.
Me levanté de la roca donde llevaba horas sentada, y me estiré junto a la orilla del riachuelo. Metí los dedos en el agua helada, y dejé que la corriente los arrastrara hacia abajo, para intentar relajarme un poco.
-Hola, ¿Qué te pasa?-Una voz masculina nada conocida izo que me alarmara.
Me levanté rápidamente del suelo, y me sequé la mano en el pantalón corto. Miré hacia todas direcciones intentando ver al hombre que me había hablado.
-Estoy aquí.-Miré hacia la izquierda.
Sentado en la roca donde antes había permanecido yo, había un chico castaño, mirando hacia el suelo. Mi corazón se aceleró a un ritmo desenfrenado, y di unos pasos involuntarios hacia delante, para estar más cerca de él.
Cuando me percaté del movimiento que había realizado, rápidamente di media vuelta y salí corriendo, en dirección a los acantilados de la Push. Corrí a gran velocidad, esquivando árboles, arbustos y animales nocturnos que campaban por el bosque a sus anchas, cazando para alimentarse o simplemente paseaban. Cuando creí estar lo suficiente lejos como para que el chico me alcanzara, bajé la guardia, cosa que no debí hacer.
Una mano suave, de un tacto aterciopelado y de una temperatura similar a la de Nessie, me rodeó la cintura y con un gesto brusco, pero a la vez delicado, me apretó contra su pecho y juntó sus labios con los míos, dándome un beso dulce y tierno, que se volvió apasionado.
Mi rostro estaba empapado, pero, no era yo la que lloraba. El gusto salado de las lágrimas del chico izo que me separase de él y lo mirara.
-Leah, tienes que ir con cuidado, ahora tus enemigos, son tus amigos.-Me besó fugazmente en la comisura de los labios y cuando se disponía a marcharse, por fin me salió la voz.
-No sé quién eres, solo sé que estoy enamorada de ti.-Una lagrima de arrepentimiento bajó por mi mejilla, hasta caer al suelo.
El chico se giró y me miró directamente a los ojos.
-Hasta que esto no termine, no te puedo decir gran cosa, solo que… me llamo Tyler.-Sus ojos brillaban a la luz de la luna, y le daban un toque hermoso a todo lo que había a su alrededor.-Yo… te quiero, Leah. –Se giró y salió corriendo en dirección al riachuelo.
Pasaron los minutos, y aunque ni tan solo me había movido unos centímetros del lugar donde me había quedado tras su marcha, yo seguía ahí parada, esperando volverá verlo, verlo aparecer por el arco formado por los dos pinos, con una sonrisa y sus ojos verde intensos mirándome con deseo y amor.
Pero tenía muy claro que no volvería.
Sentía una extraña sensación de vacío en mi pecho. Sabía perfectamente que lo que acaba de pasar con Tyler, no tenía que haber pasado, además de que yo estaba con Eliot, Tyler al parecer, era el que había mandado a Sam hacer todo aquello, o al menos, eso es lo que yo comprendí al ver las imágenes en los recuerdos de Nessie. Pero, no tenía muy claro que mis sospechas fueran ciertas, pero había algo, que seguía vagando por mi mente sin tener respuesta.
-Leah, tienes que ir con cuidado, ahora tus enemigos, son tus amigos. -Había dicho.
La frase se repetía una y otra vez, con las imágenes muy vividas, como si ocurriera una y otra vez, como si mi imprimación siguiera estando aquí.
Aun notaba el gusto de sus suaves y fríos labios en mi boca, mi cuerpo seguía impregnado de su dulce olor.
Me abracé a mí misma, y recordé cada uno de sus movimientos mientras me besaba.
-Ya veo que has conocido a tu imprimación.-Una figura bastante corpulenta se acercó a mí y me miró con el rostro descompuesto.
-Eliot…-Mi voz se quebró. -Me levanté rápidamente del suelo, y me fui acercando a él.-Lo siento tanto… Yo… no quería que esto sucediera.- Rompí a llorar ruidosamente, mientras mi corazón cada vez latía a menos velocidad.
El efecto que había tenido Tyler sobre mí, era el efecto que antes tenía Eliot, pero que ahora, se había desvanecido.
-No pasa nada preciosa.-Sonrió levemente, aunque pude notar que la felicidad, no llegaba a sus ojos. -Sabíamos que tarde o temprano ocurriría, sabíamos cual era el riesgo que corríamos al estar juntos. Me alegro de que te hayas imprimado, así no sufrirás ni la mitad de lo que sufriré yo.
Me lancé en sus brazos, los cuales se quedaron rígidos, pero después me rodearon con fuerza.
-Se feliz, Leah.-Susurró a mi oído.-¿Te puedo pedir algo?-Lo miré sin comprender. -Bésame… por favor. Por última vez.
Me acerqué a sus labios, y pude notar como su respiración se aceleraba, su aliento abrasador se expandía por todo mi rostro. Lo besé tiernamente. Ya no sentía lo que había sentido horas antes cuando sus labios rozaban los míos. Esa chispa que invadía mi cuerpo, ya no existía.
Sabía perfectamente que mis sentimientos por Eliot se habían esfumado, pero quise darle lo que jamás volvería a darle. Lo besé apasionadamente, mientras podía notar como sus lágrimas se deslizaban por mi hombro desnudo.
dilluns, 27 de juliol del 2009
Mi imprimación
10:44 Publicado por perfect__taylorEtiquetas: capitulo21
Subscriure's a:
Comentaris del missatge (Atom)
0 comentarios:
Publica un comentari a l'entrada